lunes, 26 de noviembre de 2012
DESARROLLO
La primera historieta publicada en la prensa mexicana es "Rosa y Federico. Novela ilustrada contemporánea" de José Tomás de Cuéllar, también desarrollan posteriormente historietas breves donde satirizan a los políticos y a la sociedad del país en general.
Durante el Porfiriato (1876- 1911), período de estabilidad y mucho progreso económico en el país, se desarrolla en la prensa del país una nueva historieta de divertimento, más neutra políticamente.
La primera serie periódica de monos fue distribuida, sin embargo, a partir de 1880 por la cigarrería "El Buen Tono" que inserta en cada cajetilla la "Historia de una mujer", una serie de 102 litografías ejecutadas por el pintor catalán Eusebio Planas. Posteriormente, también se publican series en la prensa como Don Chepito de José Guadalupe Posada y Aventuras de un tourista(1903-04), de Martínez Carrión, ambas con protagonista fijo. Las historietas publicitarias de "El Buen Tono" serían continuadas a partir de ese mismo año por Juan Bautista Urrutia.
A causa de la Revolución mexicana, prolifera al mismo tiempo una historieta politizada y belicosa, generalmente conservadora, en la prensa, destacándose series como "Sisebuto" (1909-10), de Pérez y Soto y personajes como Panchito el corto
En 1922, Juan Bautista Urrutia crea a "Ranilla", un rechoncho fumador que pronto protagoniza sus propios cuadernillos, convirtiéndose en el primer personaje auténticamente popular de la historieta mexicana.
Ya en la siguiente década tendrá lugar la edad de oro del cómic mexicano. Memín Pinguín (1945) de Yolanda Vargas Dulché y Sixto Valencia, La Familia Burrón (1948) y Los Superlocos de Gabriel Vargas, entre otros ejemplos, dan testimonio de ello.
Fue en los años 40 cuando surgieron publicaciones en cuadernos tamaño carta con periodicidad semanal, donde se publicaban en varias páginas series continuadas. Las dos revistas que adoptaron esta modalidad que tuvo de inmediato gran éxito fueron "Chamaco" y "Pekín", editados por Publicaciones Herrerías y por la editorial García Valseca.
En poco tiempo, el público dio la mejor y más aceptada presentación en tamaño de bolsillo, con 64 páginas y en edición diaria. Estas dos revistas incluían hasta diez historias diferentes todas continuadas. Alrededor de este suceso salieron al mercado otras muchas revistas, siendo éstas las líderes. Aquí comenzó la verdadera edad de oro de la historieta mexicana.
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